RedI responde a la Hoja de Ruta de política de género del Ministerio CTCI
Sobre la hoja de ruta del Ministerio de Ciencias Tecnología Conocimiento e Innovación, RedI, en consulta a todas y todos sus socias y socios, responde con el siguiente comunicado, el cual puedes firmar su apoyo haciendo click acá
Hoja de Ruta para política de género Ministerio CTCILa generación de conocimiento en Chile sí tiene género y es masculino.
El Estado de Chile, asumió el compromiso de acoger el principal foro intergubernamental sobre los derechos de las mujeres en la región, la XIV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe. En esa instancia, se discutió la Agenda Regional de Género en el marco de los acuerdos internacionales a los cuales Chile ha suscrito. Por otra parte, estamos a la espera de la promulgación del Protocolo Facultativo de la CEDAW. Nuestro país ha asumido compromisos a nivel internacional respecto del abordaje efectivo para erradicar todas las formas de discriminación contra la mujer y la prevención, sanción y erradicación de la violencia de género (CEDAW, Belém do Pará). No obstante, a pesar de los avances en distintos ámbitos, en Chile las ciencias, las humanidades y las artes, siguen siendo en su mayoría, espacios discriminadores y hostiles para las mujeres que deciden dedicar su vida al conocimiento, la creación y el desarrollo del país.
De los proyectos Fondecyt recién adjudicados, las mujeres lideran el 33,5% de los de Iniciación y el 27,5% de los Regulares. Estas inequidades en el liderazgo en proyectos públicos de ciencia, tecnología y otras áreas del conocimiento como las humanidades y las artes, no se resuelven aumentando las vocaciones científicas y creativas femeninas. Existen factores estructurales que hacen que las mujeres concursemos en desventaja por dichos fondos de investigación frente a nuestros pares masculinos.
Las políticas de género en investigación deben tener presente esta desigualdad y en consecuencia, incorporar lineamientos claros y efectivos de restitución y justicia frente a las inequidades sociales y violencia estructural a la que se ven sometidas las mujeres estudiantes, asistentes de investigación, académicas e investigadoras en forma transversal, considerando medidas como las existentes en proyectos PAI de inserción en la academia, institutos milenio y recientemente en los Fondecyt de Iniciación.
Las investigadoras en Chile nos enfrentamos a la segregación vertical y horizontal en los espacios educativos y de investigación, esto sin duda, tiene efectos sobre nuestra formación, productividad y acceso a intercambios académicos tales como seminarios y congresos. Los tiempos de la investigación son masculinos: el tiempo de cuidado que cargamos las mujeres no es considerado en los procesos de selección y evaluación en los distintos instrumentos de promoción del capital humano avanzado. El sistema tampoco favorece a las mujeres para que podamos ausentarnos por largos periodo de tiempo en instancias de intercambio y perfeccionamiento. Estas barreras existen a lo largo de toda nuestra trayectoria.
Que el sistema científico considerara el postnatal, fue sin duda una tardía conquista en pleno siglo XXI, muy lejos de los estándares de los países de la OCDE, que tanto enorgullecen a las autoridades. Pero esto no es suficiente, basta recordar las condiciones de quienes emiten boletas de honorarios y no poseen convenios con ANID (ex-Conicyt), ni contratos.
Las investigadoras, al igual que el resto de las mujeres somos las principales responsables del cuidado de los/as adultos/as mayores, de las personas con discapacidad, y además, participamos en organizaciones comunitarias y redes. No sólo las madres cuidan, es necesario caminar hacia hacia un modelo de corresponsabilidad.
Además, las mujeres estamos expuestas a la discriminación y al acoso sexual y laboral en los espacios educativos y laborales. Y no deja de ser sintomático que hasta la fecha, la mayoría de las denuncias realizadas por situaciones de acoso sexual en las universidades y centros de investigación, hayan terminado en total impunidad para quienes ejercen esta violencia ¿El Estado protege a los abusadores y acosadores?
Los criterios de selección y evaluación para acceder a fondos públicos para formación, investigación e intercambio académico, deben ser corregidos para parar estas injusticias y fallas en el sistema. Considerar el costo de las barreras de género en las trayectorias de investigadoras y compensarlo mediante acciones afirmativas es el mecanismo efectivo probado internacionalmente para equiparar la cancha.
La inequidad se perpetúa, entre otros factores, porque la participación de las mujeres en los espacios de toma de decisión no alcanza el 20%. En Chile sólo 5 mujeres ejercen el cargo de rectoras v/s 56 rectores hombres (Observatorio de Género en la Educación Superior, 2020). El liderazgo institucional es también del orden masculino. En muchos casos se considera que sería el “mérito” el que posibilitaría esta inclusión en espacios de poder. Pero, tal como lo respalda una amplia literatura especializada, es una falacia considerar que el mérito es neutral al género.
La división sexual del trabajo en las instituciones de educación superior, ha afectado positivamente a las mujeres en algunos cargos de toma decisión medios como jefaturas de departamentos/carreras. No obstante, la alta carga administrativa que conllevan estos cargos, hace que quienes ejercen la toma de decisiones, carezcan de tiempo para realizar actividades de investigación, que es lo que permite el desarrollo profesional y otorga prestigio en el mundo académico.
Una Hoja de Ruta para la igualdad de género en ciencia, tecnología, conocimiento e innovación en Chile debe tener en cuenta un norte, pero también debe considerar el país en el que vivimos, el territorio, y las condiciones materiales en las que nos desenvolvemos las mujeres investigadoras. Ésta debe ser lo suficientemente robusta y radical como para revertir de manera efectiva esta situación de desigualdad en el mediano y largo plazo.
No sirven las buenas intenciones, no podemos delegar a los espacios locales de formación y desarrollo científico la elaboración de políticas puntuales. Es misión del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, el diseño e implementación de normativas claras, vinculantes y lo suficientemente robustas para corregir las desigualdades que enfrentamos en la carrera de investigación. Además, estas políticas deben contar con presupuesto e instancias de seguimiento, evaluación y rendición de cuentas. Un Ministerio que no cuente con estos lineamientos básicos, no está a la altura de los desafíos que enfrentamos como sociedad.
Esta Hoja de Ruta para la Igualdad de Género debe ser definida en conjunto con las investigadoras quienes son las que día a día viven en carne propia la discriminación, las barreras y la violencia en todas sus formas.
Por otra parte, las mujeres investigadoras pertenecientes a todas las áreas del conocimiento, venimos construyendo hace años una comunidad científica organizada, que desde la sociedad civil ha convocado a ciudadanas y ciudadanos a diversas instancias de intercambio y deliberación sobre nuestros derechos, mediante congresos y elaboración de proyectos de Ley como el proyecto que previene y sanciona acoso sexual en educación superior, actualmente en segundo trámite constitucional. Si bien se han invitado a participar a algunas investigadoras en forma individual. Es muy lamentable, que la comunidad organizada NO haya sido convocada para aportar con su experiencia y conocimiento en los lineamientos presentados sobre esta hoja de ruta que esperamos concluya con una política de género.
Sin duda, celebramos la disposición e intención de acabar con las brechas de género, la discriminación y la violencia en el ecosistema de Ciencia, Tecnología, Innovación y Conocimiento. Sin embargo, como hemos podido ver en estos últimos 100 días, ya no es razonable que la sociedad civil y sus organizaciones queden excluidas de la discusión y deliberación sobre los temas públicos, y que la evidencia no se considere al tomar decisiones. Tampoco es aceptable, dejar fuera áreas tan importantes para una sociedad como las artes, ciencias sociales y las humanidades. Esperamos que la nueva institucionalidad cambie su estrategia e incorpore de manera vinculante el aporte de las organizaciones que llevamos años luchando por la igualdad y la inclusión de la diversidad de voces y experiencias de la sociedad. Difícilmente la ciudadanía recuperará la confianza en sus autoridades si continúa siendo excluida de la construcción de las políticas públicas, cualquier proceso conducido de esta forma carece de la legitimidad necesaria para cualquier país que se diga democrático.