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Conociendo más a Carolina Rodríguez, Dra. en Ciencias Agrarias mención Conservación de Turberas y Humedales de la Universidad de Humboldt, Alemania y nueva socia de la Red de Investigadoras.

 

Carolina Rodríguez Martinez se hizo conocida tras enviar una carta en Facebook, destinada a Mario Hamuy, Presidente de Conicyt donde cuenta su triste realidad como ex estudiante de Becas Chile tras su regreso al país. Carta que se viralizó a través de redes sociales y que generó notas en varios medios  nacionales. De formación socióloga de la Universidad de Chile, realizó un Master en Manejo Integrado de Recursos Naturales en la Facultad de Agricultura y Horticultura de la Universidad de Humboldt-Berlin (Alemania) y posteriormente hizo su Doctorado en Ciencias Agrarias mención Conservación de Turberas y Humedales en la misma Universidad alemana.

Queremos conocerte un poco más, cuéntanos, ¿Dónde naciste y estudiaste?

Nací en el Hospital Salvador en Santiago de Chile. Parte de la enseñanza básica la realicé en la ciudad de Quintero (V región) y la terminé en Liceo A52 de la comuna de Ñuñoa (Santiago), donde también cursé enseñanza media.

Y tu familia ¿Cómo es? ¿Quiénes la conforman?

Crecí con mis abuelos, con mi madre y mis tías en una familia humilde y trabajadora en la comuna de Ñuñoa. Conocí a mi padre recién a los siete años y no vivimos con él más que uno. Tengo una hermana mayor. Fui la primera persona en mi familia en estudiar una carrera universitaria, lo cual logré trabajando durante todos mis estudios y pagando la U con ayuda del fondo solidario de crédito universitario.

¿Qué destacarías de lo que has ido aprendiendo a lo largo de tu vida?

Mochileando desde muy joven, recorrí Chile y luego Sudamérica. Lo primero que aprendí en esos viajes es que las capacidades están repartidas en todos los seres humanos del planeta, independiente de su sexo, raza, religión o condición económica. Luego aprendí a no tener barreras por ser pobre o por ser mujer. Los años estudiando Sociología en la Universidad de Chile me enseñaron que no importa de donde vienes, lo que importa es saber donde estás y hacia donde te diriges. Los años viviendo en Patagonia me enseñaron a amar la naturaleza. Los años estudiando temas ambientales en Alemania me enseñaron a disfrutar la multidisciplinariedad y a no dejar jamás de ser una persona curiosa. El tiempo trabajando en África, Asia, Europa y Latinoamérica por la protección de los humedales, me enseñó a entender, amar y a sanar estos ecosistemas. El último año y medio en Chile me ha enseñado que este país no es mi lugar en el mundo.

Hasta ahora, tras 1 año y medio de tu regreso, no se te han abierto puertas para tu reinserción como investigadora en el país ¿Cómo sobrevives en Chile?

Actualmente tuve que empezar a vender artesanías, las cuales fabrico yo misma con plantas de humedales. También de vez en cuando ayudo como asistente de terreno a un amigo que tiene una fundación de estudios forestales en Valdivia. También trabajo de guía de turismo de vez en cuando en los veranos, y el resto del tiempo vendo chia en Valdivia y cuando voy a Santiago vendo quesos. Paralelo a ello, trabajo en mi propia página web sobre turberas y humedales www.miresofchile.cl

Solo por curiosidad ¿Cómo pasa una persona de la sociología a las ciencias de las turberas y los humedales?

Muy simple: alcancé a vivir en Magallanes cuando esa región era prístina y bella, y la relación ser humano-medioambiente era mucho más tangible que en las ciudades. Así, decidí especializarme en temas ambientales. En Chile, por ser socióloga no fui aceptada en ningún master al respecto, así que me fui a Alemania donde se valora la transdiciplinariedad mucho más que en este pequeño largo trozo de tierra. Allí me especialicé en protección de turberas y suelos hidrogenéticos. Puesto que las turberas forman una gran parte del territorio de Aysén y Magallanes, y había pocos o ningún estudio en el área, me animé a realizar mi doctorado en el tema, específicamente en las cuencas de los ríos Baker y Pascua en Aysén, ya que en esos años el proyecto Hidroaysén aún era considerado realizable, y en caso de ser construídas las cinco represas planeadas, desaparecerían los ecosistemas de turberas que se encontraban cuenca abajo. Actualmente Hidroaysén ya no es una amenaza, pero sí lo son los cienagueros, que desde Chiloé han llegado a la zona de Lago Vargas y Tortel a extraer Sphagnum magellanicum, para venderlo en sacos por $500 o $1000 pesos a las empresas que, aprovechando los subsidios estatales al transbordador Crux Australis, lo exportan a Magallanes y desde allí al mundo.

Antes de regresar a Chile ¿pensabas en tu inserción?, ¿te la imaginabas?

Pensé que podría entrar a alguna institución, para seguir investigando y enseñando la disciplina que aprendí a las nuevas generaciones

¿Por qué crees que no te dieron los puestos a los cuales postulaste?

Porque la academia está saturada, porque no hay interés de la industria en integrar capital humano avanzando, porque las instituciones de gobierno prefieren mantener en sus puestos gente incapaz, poco innovadora y de edad avanzada, que no quiere personas capaces de plantear alternativas para mejorar las mediocres o nulas estrategias y políticas de conservación que existen y porque este país no valora las capacidades y logros personales, sino los lazos y redes familiares.

¿Qué piensas sobre las becas para estudiar un postgrado en el extranjero? ¿De la obligación de retorno?,  De la inexistencia de una política clara de becas Chile-inserción?

Pienso que las becas deberían ser eso y no una especie de préstamo (actualmente, si no terminas los estudios o te vas antes de permanecer el tiempo de retribución esperado, debes devolver el dinero a los bancos con altos intereses de por medio). Sobre la obligación de retorno, pienso que si el país no es capaz de absorber a su capital humano avanzado, debe existir la posibilidad de que ese capital humano se vaya y aporte en países donde sí se le necesita. Pienso que frente a la falta de una política de inserción clara y eficaz, es necesario que la condición de “arraigo quasi-forzado” sea flexibilizada.

¿Qué esperarías del Ministerio de Ciencia y Tecnología?

Que promueva la inserción y el desarrollo de todas las ciencias en la vida cotidiana, en la academia, en la industria y en la empresa. Soy parte de una masa innovadora especializada que no encuentra espacio en ninguna de esas esferas, saturadas debido a la falta de inversión en investigación y la ignorancia respecto a su importancia.

¿Has pensado en dejar la ciencia y dedicarte a otra actividad en forma definitiva?

No, sigo pensando en investigar y junto datos cada vez que puedo ir a terreno. La protección de la naturaleza es mi razón de vida y parte de mi identidad. De momento gano dinero con otras actividades para pagar mis gastos, pero nunca he dejado de pensar en volver a ejercer.

¿Has pensado en emprender algún negocio relacionado con tu área de conocimiento?

Si, en eso estoy, visiten nuestra página http://www.miresofchile.cl/en/support-us-2/.

¿Crees que en Chile se piensa en una economía sustentable con el medio ambiente? En el caso de las turberas ¿cómo vislumbras la situación?

En absoluto. El ministerio de agricultura a través del INIA promueve la explotación de turberas para sacar musgo Sphagnum magellanicum sin primero tener una base de datos de sitio amplia sobre cuánto tarda esta especie en volver crecer. Según datos del INIA, puede inferirse que se necesitan entre 35 a 70 años en condiciones de campo para que el musgo alcance el tamaño de cosecha de 10 a 15 cm. Ellos deberían enseñarle a la gente a cultivar el musgo en invernaderos, y prevenir la extracción que tanto daño causará en el corto y mediano plazo a las comunidades locales. Sin más, es preciso que vean los efectos que la extracción ha tenido en Chiloé. Así mismo, el INDAP durante largos años ha promovido el drenaje de “los mallines” (así le llaman a un tipo de turbera) para convertirles en praderas de pastoreo o de uso agrícola, destruyendo con ello estos suelos orgánicos tan valiosos para la prevención del calentamiento global. Por otro lado, el ministerio de minería a través de su SEREMÍA regional, es un gran promotor de la extracción de la turba como recurso minero, y al entregar concesiones para ello, está dándole a un par de empresarios algunos beneficios netamente económicos por un periodo de tiempo muy acotado (la turba extraída no vuelve a acumularse a escala humana), mientras que veta a las generaciones actuales y futuras de la posibilidad de contar con agua dulce en el paisaje, con preventores naturales de inundaciones, con materiales, plantas medicinales, piscinas genéticas , y con espacios de recreación y educación, además de innumerables otros servicios y productos ecosistémicos que las turberas entregan.

¿Qué piensa tu esposo, como extranjero, de la situación que están pasando?

Él es un luchador ambiental y juntos hemos visto cosas similares en otros continentes. Por lo mismo estábamos mentalmente preparado para todo esto. Pero cuando te toca experimentar estas cosas en tu propio país, la frustración tiene un sabor mucho más amargo.

Carolina Rodríguez y su esposo, Marvin Gabriel, educando sobre humedales en Sudáfrica.

¿Volverías a Puerto Natales?

Me duele mucho ese lugar. Natales no es más el sitio hermoso y rebelde donde yo viví hace una década atrás. Hoy Natales es un lugar sucio, a punto de colapsar demográficamente, un enclave estratégico de las salmoneras, del turismo de masas y de la especulación inmobiliaria. La poca naturaleza que le queda a la provincia de Última Esperanza (representada principalmente en algunas áreas de Sierra Baguales, del archipiélago occidental y del campo de hielo sur) es un bien de consumo con los días contados. Por otro lado, la gran parte de la población de Natales y sus autoridades no tienen prácticas concretas de conservación de la naturaleza en sus comportamientos y formas de vivir, ni tampoco la voluntad de incorporarlas (basta con mirar las condiciones en que opera la oficina municipal de medioambiente, la falta de planificación urbana desastrosa con que la ciudad ha crecido, la ineficiencia energética de las viviendas, la inoperancia destructiva en el manejo de áreas silvestres, etc.). Si volviera a ese lugar, sería con un financiamiento y un proyecto propio, a fin de generar de forma independiente estrategias de investigación y capacidades en renaturización y conservación de turberas y humedales en las nuevas generaciones. De otro modo vas a perder mucho tiempo tratando de construir: las instituciones están allá colmadas de autoridades que no te van a entender, y por ende no te van a apoyar, y más aún, puede que hasta te impidan hacer tu trabajo. No creo que volvería a vivir allí, ya que la calidad de vida en Valdivia es mucho mayor: acceso a vida cultural, agrupaciones ambientales por doquier, gente joven y con ideas nuevas, iniciativas de sustentabilidad alimentaria, humedales y parques urbanos llenos de ellos en medio de la ciudad, alimentación variada, verduras frescas y de la estación, paisajes hermosos, acceso a esos paisajes hermosos, gente amable y conexión territorial. Estoy muy feliz de vivir aquí y no volvería a vivir en Natales después de estar allá nueve meses viviendo intentos fallidos por insertarme laboralmente, comiendo verduras caras y con sabor a químico y aguantando que un galpón de lata de las salmoneras robe sin más la antigua vista que tenía desde la ventana de mi casa al monte Balmaceda.

¿Qué les dirías a las niñas que tienen interés en la Ciencia? ¿las alentarías?

Les diría que si quieren hacer ciencia, se vayan a formar fuera de Chile, porque este país no tiene educación científica de vanguardia. Les diría que se liberen de esa absorbente y limitante vida familiar de la cultura chilena y salgan de sus casas, para irse a estudiar afuera y por sus propios medios, porque SÍ SE PUEDE. Les diría que cuando hayan conquistado sus sueños, y tengan un buen financiamiento propio, vuelvan y traten de hacer algo acá. Les diría que no pierdan su juventud tratando de surgir en este país tan déspota con quienes se esfuerzan. Les diría que en todas partes las mujeres necesitamos generar una piel muy dura, pues por el sólo hecho de ser mujer vas a tener que trabajar mucho más duro para que tu aporte sea escuchado. Desde el aula hasta el trabajo de campo, estás constantemente enfrentándote a hombres que no saben trabajar con mujeres cómo líderes. Es algo que tienes que tener claro antes de empezar, a fin de estar preparada para poner reglas claras y no decepcionarte. Hasta hace 100 años, a las mujeres se nos prohibía el acceso a las universidades bajo el argumento de que “desconcentrábamos a los hombres”. Hasta aquí, el camino ha sido muy complejo. Pero nuestro rol tiene tremendos antecedentes, al menos con respecto a la conservación de la naturaleza: mientras los hombres iban a la guerra, nosotras curamos las semillas, defendimos la tierra y el agua, aportamos al desarrollo de los mercados locales y enseñamos a las nuevas generaciones a valorar la lengua, la biodiversidad, las redes con otras mujeres y la vida. Hoy en día, hay cada vez más mujeres trabajando por la conservación (por ejemplo, la WCS en Patagonia es dirigida por Bárbara Saavedra), por el acceso a las semillas (la física y lider ambiental Vandana Shiva en India sigue luchando contra Monsanto) y por el acceso al agua y la sustentabilidad (la economía ambiental al respecto en Chile tiene nombre de mujer: Sara Larraín). Todas ellas tuvieron que salir de sus países y volver con sus propios proyectos para lograr ser escuchadas. Nuestro espacio en la ciencia lo tenemos que abrir entre todas al volver, apoyándonos y siendo capaces de proponer alternativas al modelo científico patriarcal-neoliberal que conocemos y que ha destruído nuestro planeta.

¿Con que sueñas en el futuro?

Sueño un país con menos ignorancia elegida y con más capacidad de actuar de forma socioambientalmente responsable, donde el clasismo, el nacionalismo, el machismo y la mediocridad sean sancionados social y legalmente. Sueño con un país donde todas las disciplinas de las diversas ciencias tienen espacio, apoyo y representación. Sueño con un país donde el Estado toma parte activa en la realización de los proyectos de vida de sus ciudadanos y ciudadanas. Sueño con un país donde la ciencia se hace en función de las necesidades locales y no sólo en función de las modas intelectuales de los países poderosos. Sueño con un país que exporta científicos y científicas al resto de la región latinoamericana, uniéndonos para mejorar las realidades de todos los pueblos que habitan este continente maravilloso.

¿Te integrarías a nuestra red de investigadoras?

Si, me gustaría.

No nos queda más que darte la bienvenida y agradecerte por darte el tiempo de compartir con nosotr@s esta entrevista. Los invitamos a visitar su página web www.miresofchile.cl.

Esperamos que entre tod@s podamos desarrollar la Ciencia en Chile, donde las mujeres tenemos mucho que aportar.

 

2 thoughts on “Conociendo más a Carolina Rodríguez, Dra. en Ciencias Agrarias mención Conservación de Turberas y Humedales de la Universidad de Humboldt, Alemania y nueva socia de la Red de Investigadoras.

  • Bueno, solo quise dejar un comentario en tu blog a fin de que veas que si habemos personas que leemos. Sólo una sugerencia, trata de revisar la ortografía. Considera que una mala ortografía elimina hasta al mejor texto

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